lunes, 17 de mayo de 2010

1.2 TEMAS CENTRALES

No cabe esperar una gran originalidad en los temas del poeta, pero sí la forma de plasmarlos. El elemento más destacado del universo lorquiano es la frustración: el tema clave. Ya sea por su dedicación frustrada en la música, con la cuál no pudo seguir por problemas personales o el tener que ocultar su homosexualidad, hacen que el poeta se sienta desdichado. Una cita textual del autor será suficiente para darse cuenta del problema: "Mi paloma lleva en su pico de plata rosas amargas de mi jardín oculto. Yo tenía en el alma una vaga leyenda de mujer y un día de verano espléndido sentí un gran estremecimiento. Se había despertado mi estatua y me había estrujado el corazón. ¡A qué cantar! Dentro de mi jardín interior brotaron rimas cantando a otras cosas pero nunca lo que estaba dentro de mí”.
La muerte es uno de los temas existenciales para el poeta, uno de los temas que más le obsesionan y uno de los temas que más trata en sus obras. Este tema está muy unido al del tiempo (ya que la muerte a medida que pasa el tiempo es inevitable). El tema de la muerte siempre ha sido lo que más ha inquietado a la sociedad, pero en las obras de Lorca se va a mostrar como terribles porque aunque son lo más cotidiano y normal de la existencia no dejan de aterrar nunca al poeta, por ejemplo en estos versos:


“Encrucijada”
Viento del Este,
un farol
y el puñal
en el corazón.
La calle
tiene un temblor
de cuerda
en tensión
un temblor
de enorme moscardón.
Por todas partes
yo veo el puñal
en el corazón.

-En los últimos versos del poema se puede ver la obsesión del poeta hacia la muerte-.
Lorca no ve la muerte de una manera religiosa, no es una forma de pasar a otro mundo ni nada por el estilo, para Lorca la muerte es como un enorme muro que se interpone en tu vida para interrumpirte todos tus planes y todas tus esperanzas, algo que tarde o temprano va a llegar, y él lo único que desea es fundirse con la naturaleza:


“Despedida”
Si muero,
dejad el balcón abierto.
El niño come naranjas.
(Desde mi balcón lo veo.)
El segador siega el trigo.
(Desde mi balcón lo veo.)
¡Si muero,
dejad el balcón abierto!


Tanto le atemorizaba la idea de la muerte que el mismo presagió su trágico destino en uno de sus poemas:
[…] Cuando se hundieron las formas puras
bajo el cri cri de las margaritas,
comprendí que me habían asesinado.
Recorrieron los cafés y los cementerios y las iglesias,
abrieron los toneles y los armarios,
destrozaron tres esqueletos para arrancar sus dientes de oro.
Ya no me encontraron.
¿No me
encontraron?
No. No me encontraron.
Pero se supo que la sexta luna huyó torrente arriba,
y que el mar recordó ¡de pronto!
los nombres de todos sus ahogados.



El tiempo también es uno de los temas presentes en Federico y uno de los más usados en la poesía. Él siempre está atento al más mínimo detalle respecto al tiempo: la juventud, el paso de las horas, las estaciones… El no poder volver atrás para recuperar cosas perdidas es para él tan obsesivo como la inevitable muerte. Se podría decir que para Lorca el paso del tiempo es el aviso del deterioro. Tanto en la poesía lorquiana como en teatro el tiempo va unido a referencias como las campanadas del reloj de la iglesia. En este poema se puede ver claramente el tema del tiempo:



“El presentimiento”
Es la sonda del alma
en el misterio.
Nariz del corazón,
que explora en la tiniebla
del tiempo.
Ayer es lo marchito.
El sentimiento
y el campo funeral
del recuerdo.
Anteayer
es lo muerto.
Madriguera de ideas moribundas
de pegasos sin freno.
Malezas de memorias
y desiertos
perdidos en la niebla
de los sueños.
Nada turba los siglos
pasados.
No podemos
arrancar un suspiro
de lo viejo.
El pasado se pone
su coraza de hierro
y tapa sus oídos
con algodón del viento.
Nunca podrá arrancársele
un secreto.
Sus músculos de siglos
y su cerebro
de marchitas ideas
en feto
no darán el licor que necesita
el corazón sediento.
Pero el niño futuro
nos dirá algún secreto
cuando juegue en su cama
de luceros.
Y es fácil engañarle;
por eso,
démosle con dulzura
nuestro seno.
Que el topo silencioso
del presentimiento
nos traerá sus sonajas
cuando se esté durmiendo.


El amor también está muy presente en las obras y poemas de Lorca. Para Lorca el amor es algo tan grande como la propia muerte y es un componente esencial en sus obras. Es difícil de satisfacer a veces el deseo sexual de sus personajes y muchas veces va unido a la muerte como se puede ver en los versos del libro Poeta en Nueva York, Diván del Tamarit y Sonetos del amor oscuro:



Ni la noche ni el día quieren venir
para que por ti muera
y tu mueras por mí. - Gacela del amor desesperado


La hierba cubre en silencio
el valle gris de tu cuerpo.

Por el arco del encuentro
la cicuta está creciendo. -Gacela del recuerdo de amor



Como podemos ver, el amor es un sentimiento que difícilmente se satisface: "Por el arco del encuentro, la cicuta está creciendo." El encuentro quiere decir el amor y la cicuta (tipo de veneno) tiene como fin representar a la muerte, por lo tanto se puede ver que el amor va unido a la muerte.

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